Fiesta de la beata María Fortunata Viti de 2021

20.11.2021

Todos somos llamados a la santidad. La santidad no precisa ostentación alguna, ni alardes, ni actos extraordinariamente heroicos, ni cruzadas relevantes. Puede alcanzarse en lo cotidiano, anónimamente, mientras transitamos este valle de lágrimas, pero siempre abandonados al amor de Dios. Llegamos a este mundo desprovistos y esa misma desnudez nos acompañará en la muerte, solo la habrá podido cubrir, en el máximo sentido de la expresión, la misericordia divina.

El mérito incuestionable de la beata italiana María Fortunata Viti radica en haber sabido cumplir día a día su misión, con plena fidelidad, en las humildes tareas de su comunidad monacal llegando a sobrenaturalizar lo ordinario. Su vida civil estuvo marcada por sinsabores: hija de un padre comerciante, arruinado, se hizo alcohólico, su madre tuvo que sobrellevar la austeridad de la familia de 9 hijos. María Fortunata se hizo cargo de todos ellos a los 14 años de edad, luego del fallecimiento de su mamá a los 36 años. Anna Felicia, tal su nombre en el siglo, trabajó como empleada doméstica al servicio de una familia de Monte San Giovanni Campano. En ese momento su trabajo era prácticamente la única vía de ingresos que entraba en el hogar. Y este fue el escenario de su vida hasta los 24 años.

El 21 de marzo de 1851, a la edad de 24 años, cuando vio que sus hermanos estaban bien encaminados, Anna Felicia ingresó con las benedictinas en el monasterio de Santa María, de Veroli. Al profesar tomó el nombre de María Fortunata. Era inculta, no sabía leer ni escribir, por ello fue destinada a labores domésticas del convento, pero a pesar de todo ello siempre quiso alcanzar la santidad a la que, como dije al principio, todos somos llamados.

Nunca abandonó la clausura. Fue obediente, amable, servicial, sencilla y caritativa. Con una intensa vida de oración y silencio, María Fortunata se postraba ante el Santísimo Sacramento, al que tenía gran devoción, dando ejemplo de fidelidad y entrega. Fue agraciada con los dones de milagros y de profecía.

Falleció el 20 de noviembre de 1922 cuando contaba con 95 años. Había llegado a tan avanzada edad aquejada por el reumatismo, y apresada en su lecho con ceguera, sordera y parálisis. Como los milagros comenzaron a producirse ante la tumba, trece años más tarde sus restos tuvieron que ser extraídos y enterrados en la iglesia, a demanda del clamor popular. El 8 de octubre de 1967 fue beatificada por Pablo VI quien ensalzó su edificante vida de perfección.

En nuestra visita al Monasterio de S. María dei Franconi, Veroli, región del Lazio, del 27 de mayo de 2017, conjuntamente con otros hermanos en la Orden y Nuestro Prior Espiritual Mons. Oscar Rizzato, el rezo ante su tumba y la Sagrada Liturgia celebrada por el Señor Arzobispo, allí donde ella yace y ante el altar donde tantas veces adoró al Santísimo Sacramento de rodillas y postrada ante su Señor, sentimos la inspiración divina de proclamar a la beata Viti, intercesora de la Ordo Bonaerensis. Y así se hizo y sabemos que lo hace incesantemente ante el Trono del Altísimo.

Rvda. Madre abadesa María Letizia Cianchetti, Dama de Piedad y Devoción, nos confió la reliquia de la Beata que veneramos aquí en la Capilla Magistral desde entonces.

Imploro para todos ustedes, en esta jornada en que recordamos nuestro llamado a la santidad, abundancia de bendiciones divinas de Dios omnipotente y omnipresente. + el Padre, + el Hijo, y el +Espíritu Santo. Amén.

Don Rubén Alberto de Gavaldá y Castro

Gran Maestre O.B.

Capilla Magistral Ordo Bonaerensis, 20 de noviembre de 2021

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