Simbología de la Ordo Bonaerensis: primera parte
La capa en las órdenes de caballería corresponde lo que a las órdenes religiosas el hábito. La entrada en la Orden se traduce simbólicamente por la entrega de la capa. Tras el intercambio de promesas, el superior debe tomar la capa y ponerla al cuello y atarla. Su uso está reservado a los caballeros y damas consagrados. Aquellos que han abandonado la vida tenebrosa y reconocen mediante el uso de la misma que se han reconciliado con su Creador.
La capa, legado de su protector San Martín de Tours, es símbolo universal de generosa caridad; significa blancura de propósitos y aspiración de santidad, su blancura es símbolo también de pobreza. Quienes la llegan azul-celeste, en su justo derecho, expresan además su filial abandono a la intercesión de la Madre de Dios, dadora de los dones de la salvación eterna.
La cruz occitana está colocada sobre el hombro izquierdo, cercana al corazón. El voto de caballero se acompaña con la cruz y nunca sin ella.
La cruz de Occitania, tricúspide y pometeada de oro, también llamada cruz de Toulouse, es el símbolo cristiano que une y liga a la Ordo Bonaerensis con las tierras occitanas de Languedoc y Provença, territorio del fons honorum a la que está ligada dinásticamente. Simboliza también el eterno retorno, dada su forma de cruz estrella como un sol peregrinante.
Su forma heráldica, tradicionalmente vacía, se llena en la Ordo Bonaerensis con un centro en forma de disco tajado de blanco y celeste en señal de unión y convivencia entre todos sus miembros; las Letras AM timbrado de corona real expresa su condición de milicia cristiana, fervorosamente mariana, devota de Nuestra Señora en su advocación del Buen Aire. Esta pieza honorable invita a sus miembros a recordar su misión en la tierra y a esforzarse cada día por una mayor entrega y trabajo por y para aquellos que a él recurran en sus necesidades físicas o espirituales, siendo éste el camino elegido que lo acerca a Dios.
El Gran Maestre únicamente lleva una capa doble azul-celeste de un lado y blanca del otro, como símbolo de integración e igualdad entre todos, pudiéndola utilizar indistintamente.